viernes, 15 de marzo de 2013



    Esta es la historia de Carmen y Esperanza, dos personas creativas y emprendedoras, que hace diez años se hicieron amigas.
    Sus vidas, hasta entonces, habían transcurrido tan alejadas la una de la otra que parecía improbable que se cruzaran en algún punto del camino. Pero, sin embargo, sucedió.
    Una venía del mar y otra de la montaña; cuando una tenía diez años, su futura amiga aún no había nacido; la primera es nerviosa e inquieta; la segunda, un remanso de paz.
    Con todo, han llegado a formar un dúo equilibrado que funciona, basando su trabajo en el respeto, la confianza y el cariño sincero.
    Por todo ello, sus trabajos son un reflejo del buen hacer en equipo. Ambas saben aprovechar cada una de sus virtudes que se complementan a la hora de emprender un nuevo proyecto cuyo resultado es fruto de una grata experiencia: aprendiendo cada día, superándose puntada tras puntada.
    Les gusta hacer diseños novedosos a partir de las técnicas más clásicas del cosido con trozos de tela, apostando principalmente por los murales llenos de imaginación y fantasía. Igualmente les entusiasma ser arriesgadas y utilizar materiales poco convencionales como el raso o el terciopelo combinados con telas recicladas de tapicería, cuero, vaqueras...
    Todas y cada una de las fases del proceso creativo se les antojan fascinantes, por lo que el entusiasmo y las energías invertidas tienen como fin obtener un buen resultado.
    Ambas persiguen encontrar un estilo personal que recoja sus sueños y su especial forma de ver las cosas.
    Y aunque, una vez más, los kilómetros se han interpuesto entre ellas pues el caprichoso destino ha vuelto a separarlas, siguen apostando por unir sus fuerzas, por salvar obstáculos y por 
continuar creando.























1 comentario:

  1. Adelante, todo tiene un principio y como dice el viejo refran quien no se embarca no se marea, suerte.

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